Fortaleza de Hohensalzburg

La Fortaleza de Hohensalzburg domina desde lo alto la ciudad de Salzburgo como un guardián, más o menos benigno, que la ha visto crecer y prosperar en el curso de los siglos. Construido en el lejano 1077, el castillo de Hohensalzburg, ha observado la historia de Salzburgo sin nunca ser corroída por el enfurecerse de las luchas y de las batallas, que se desarrollaron a sus pies. Si se excluye, en efecto, el golpe de cañón disparado durante la revuelta de los campesinos y que ha rayado a una de las columnas de mármol, la fortaleza de Salzburgo queda, hoy, todavía no expugnada.

Gobernada por siglos por los Príncipes Arzobispos, la ciudad de Salzburgo es dominada por una fortaleza construida precisamente por un prelado, el arzobispo Gebhard, en el curso de las luchas para las investiduras entre Papa y Emperador. En realidad, el arzobispo Gebhard hacía parte del partido papal. Completado por Konrad I y modificado en el curso de los siglos por el arzobispo Leonhard von Keutschach, que le dio el aspecto actual, la fortaleza de Hohensalzburg es hoy el castillo medieval más íntegro de mayores dimensiones del centro Europa.

Cuando cayó su función de fortaleza defensiva, el castillo fue empleado como cuartel y prisión, mientras que hoy hospeda en su interior un museo.
Quienquiera llegue a Salzburgo, incluso antes de notar la gracia de la ciudad, es impresionado por la grandeza de su fortaleza, por tal motivo es casi imprescindible una visita al edificio. La carretera que llega ahí está compuesta por escaleras y toboganes y también es recorrible de invierno, representando un paseo en subida no demasiado arduo. En todo caso es posible también subir a la fortaleza a través de un teleférico, en pocos minutos, salvo la eventual cola, y sin fatiga.

Desde la fortaleza y desde sus terrazas se goza de una increíble vista sobre los techos de la ciudad que vale de por si la visita a la fortaleza.